Atardecer de invierno en Sant Ramon

La semana pasada subí una vez más a la ermita de Sant Ramon. Era un soleado día de invierno, por la tarde. La luz fue cambiando con cierta rapidez, regalándome unas tonalidades realmente hermosas.

La primera imagen muestra el débil sol del atardecer de invierno escondiéndose entre las barras del barandal y tiñendo el cielo de matices muy variados:




Pero antes, cuando yo llegaba a la ermita, dominaban los azules, salpicados por la blancura algodonosa de las nubes... y la estela de un reactor:




En el entorno de la ermita, cualquier lugar es bueno para mantener una animada charla, como la de esos dos excursionistas que ponen, además, la nota de color de sus prendas:




Una vista lateral, a punto de llegar a la ermita:




Desde la escalera que da acceso a la iglesia, se puede admirar una visión panorámica extraordinaria, aquí ya con la tonalidad dorada de un sol a punto de ponerse:




La ermita, tras las ramas sin hojas de un árbol en invierno. La luz, cada vez más dorada...:




El AVE parece que quiere protagonizar la foto, circulando a toda velocidad por las inmediaciones de Sant Boi:




A lo lejos, Montjuïc iluminado por el crepúsculo:




Y más cerca, las instalaciones del Instituto Psiquiátrico de Sant Boi, cuya iglesia destaca especialmente iluminada por algún rayo que aún le queda al sol:




Ya en el descenso de la ermita, el sol se ha puesto y el cielo se ha vuelto fugazmente rojizo:




Y poco más tarde, la noche empieza a hacerse dueña del paisaje y la iluminación artificial sustituye al astro rey que... ¡también tiene derecho a dormir hasta la mañana siguiente!: